El Día del Amigo es una iniciativa argentina que, con los años, fue adoptada por un centenar de países en todo el mundo. Este lunes 20 de julio, millones de personas se fundirán en un abrazo gracias al porteño Enrique Febbraro. Fue él, quien eligió como fecha de cumpleaños de la amistad, el día que el hombre llegó a la Luna: el 20 de Julio de 1969.
Todo empezó en 1944: Agradecido por la enorme cantidad de cartas que llegaban a un programa que tenía en Radio Argentina de Buenos Aires, Febbraro buscó en el calendario una fecha en honor a tanta entrega. Y, dice, “Había muchísimas celebraciones diarias, pero faltaba algo: no existía un día que homenajeara la amistad”. Manos a la obra con la tierna “empresa” Don Enrique desechó en el año ’45, el fin de la Segunda Guerra Mundial y la Fundación de las Naciones Unidas, porque eran hechos vinculados con la violencia.
En 1969, pensó que la llegada del hombre a la Luna podía ser el momento apropiado: Y agrega, “El acontecimiento causó una conmoción general en todo el mundo; todos acompañamos esa proeza del hombre a través de las pantallas de televisión.
Desde la Tierra, se experimentó una profunda sensación de solidaridad y todos nos sentimos amigos de los que estaban tan distantes. Sin duda, fue un hecho científico alucinante, pero nadie puede quitarle su mérito poético”.
Enrique Febbraro, es de Lomas de Zamora, donde fundó la Asociación Mundial para el Entendimiento. Profesor de psicología, músico y odontólogo, recorrió el mundo llevando la amistad como bandera y fue dos veces candidato a premio Nóbel de la Paz. ¿Cómo logró que llegue a ser internacional su iniciativa?: Mandó mil tarjetas a amigos y conocidos de todo el mundo.
“Como no se sabía el día exacto en que se realizaría el alunizaje, no imprimí la fecha y tuve que completarlas a mano el último minuto”, recordó. Más de 700 personas respondieron a su iniciativa y muchos le propusieron universalizar la grata celebración. Entusiasmado, con el apoyo de otros tantos, Febbraro envió cartas a asociaciones, gobiernos e instituciones, y logró que más de cien países se sumaran al festejo. “Si llueve comparto mi paraguas. Si no tengo paraguas comparto la lluvia”.
Así sintetiza Don Enrique, la palabra amigo.
Criado en un mundo de poetas, devoto del tango y miembro activo de la vieja bohemia ciudadana, el hombre se queja de ciertos “reproches” que no cesan: “Hay quienes me dicen que inventé una fecha comercial. Uno hace lo que está en su corazón. Yo creo en la virtud y en la utilidad de la virtud. Para mí, el Día del Amigo es un grito que invita a dar un testimonio de fe en el valor de la alegría, la ternura y la ética: es decir, de la práctica cotidiana de la amistad”. (Nota periodística del archivo Corporación del Desarrollo de Gualeguaychú).

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